Mi vuelta al mundo
- CAMILA RIOS ALBERTINI
- 4 feb
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 22 feb
El año 2016 decidí cumplir mi sueño de dar una vuelta al mundo conduciendo una motocicleta, idea que nació recorriendo el Desierto de Atacama, que evolucionó tras mi experiencia antártica y que comenzó finalizando mi ciclo en la Fuerza Aérea.
Antes de partir tomé un mapamundi para definir cinco puntos que serían referencia; el primero, Puerto Williams, Chile, ciudad más austral del planeta en la lejana Isla Navarino, rozando el Cabo de Hornos. El segundo, Deadhorse, Alaska, en la Bahía que toca las aguas del mar Ártico. El tercero, Nordkapp, Noruega, punto más septentrional de Europa donde una escultura de fierro enfrenta la inmensidad ártica, a solo 1.080 kilómetros del polo norte. El cuarto, Dakar, en la africana Senegal, punto donde muchas veces finalizó el mítico Rally París – Dakar. Por último, tras cruzar Asia de oeste a este sortearía la misteriosa Ruta de Los Huesos, finalizando en la ciudad de Magadan, donde Rusia accede al Pacífico.
Ese proyecto, que inicialmente tardaría 18 meses y recorrería 120.000 kilómetros, se extendió a cuatro años y casi 200.000 kilómetros, experiencia poderosa que cambio mi visión del mundo y que, adicionalmente, sirvió para entender que el mundo es muchísimo mejor de lo que la prensa vende. Durante 1.504 días mi vida fue literalmente un viaje, disfrutando la palabra libertad en su amplia y total significación, experiencia que sin pedirlo ni buscarlo me regaló grandes amigos.
Y todo comenzó con una decisión.
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